jueves, 7 de febrero de 2013

El desgano con el que despierto.


Si supieras amor, el desgano con que me despierto, el desgano con que me siento a la orilla de mi cama y me dispongo a poner mis pantuflas color gris. Si supieras amor el desgano con que abro el grifo para dejar que el agua fría corra por mi cuerpo. Si supieras amor, el desgano con el que enciendo mi carro, para luego manejar hasta mi escuela y si vieras lo despistada que me he vuelto con los semáforos. Si supieras amor, el desgano con el que miro a mi profesor de informática que no hace más que hablar del tonto sistema G.D.S que usan las aerolíneas y agencias de viaje para ofrecer las mejores ofertas de vuelos o reservas de hospedajes. Si supieras con que desgano miro mi comida y las ganas que tengo de llevarla al cesto de basura más cercano. Si supieras amor, el desgano con que escucho a Hanna contarme sobre su visita al dentista y lo mucho que le duelen sus dientes por sus nuevos aparatos. Si supieras con que desgano regreso a casa mientras soy testigo de como se desvanece el día y la noche cae ante mis ojos. Si supieras amor, el desgano con el que introduzco la llave en la cerradura de mi puerta y la lentitud con la que finalmente la giro, evitando que llegue el momento en que debo entrar para ver mi casa sola. Si supieras que ahora con más desgano aun, nuevamente abro el grifo. Y si solo supieras el desgano con el que me voy a dormir, para mañana hacer lo mismo. Si supieras el desgano con el vivo amor, estoy segura que vendrías porque no soportarías verme así.

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