Regálale tus besos, tus caricias, tus abrazos, tus deseos.
Dale tus
sueños, tus días y tus noches.
Entrégale tus manos, y tus ojos cafés.
Otórgale tus alegrías y tus tristezas, tu enojo y tu felicidad.
Déjale tus lágrimas y tus risas.
Concédele toda tu vida, incluso concédele todo tu amor, pero guárdame
tu sonrisa, ESA sonrisa, que tenías reservada especialmente para mí.
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